jueves, 18 de septiembre de 2014

- Capitulo 9 -

- Manchados de sangre -

Acerqué mi mano a la manilla de la puerta con sumo cuidado y en silencio. El pomo estaba frío como el hielo. La mano me temblaba de los nervios, no hacia mas que pensar en que podíamos encontrarnos fuera pero sentía la presión de los demás en mi espalda a si que tenía que salir.
Mientras, mi otra mano se alzaba con el martillo que había cogido. Empuje la puerta, mi mano hundía la manilla para conseguir abrir la pesada puerta.
Se fue abriendo, poco a poco, como a trompicones... Las bisagras chirriaban suavemente.
Mi pie derecho salio de la sala el primero y mi pie izquierdo le seguía. 

El corazón me latía a mil, mi mano, la que sujetaba el martillo, se alzaba con fuerza y  seguridad por si algo fuera podía sorprenderme.
Estaba fuera, no había nadie, sin embargo salir ahí daba absoluto terror. La sangre manchaba las paredes del pasillo, el cuerpo de la bestia al que Lidia había apaleado después de morder a Gemma seguía ahí en el pasillo y empezaba a apestar.
Antes de poder salir de ese piso necesitábamos inspeccionarlo, aunque, tampoco queríamos arriesgarnos a perder a otra persona.
Ese piso no era muy grande prácticamente hace unas horas nos lo habíamos recorrido corriendo y nadie había dado señales de vida.
Comenzaba ha hacerse de noche y necesitábamos agua, comida y un sitio seguro donde pasar la noche, por la mañana ya intentaríamos avanzar algo mas, era arriesgado seguir.
Unos golpes en el piso superior llamaron nuestra atención, nos miramos asustados pero a pesar de ello el piso de arriba tenia baño, podríamos beber agua ademas de resguardarnos en alguna de las dos aulas mas grandes del instituto.
Las escaleras se nos hacían eternas, nunca pensé que ese piso estuviese tan lejos pero si que debo de admitir que muchas veces me había quejado de esas escaleras...
Al llegar lo vimos, una de esas cosas, un zombie. El estúpido de él chocaba la cabeza contra el aula de dibujo artístico... ¿Pretendía hacer un agujero con la cabeza? No se, pero, Diego sin pensárselo dos veces le asestó un golpe en la cabeza, partiéndosela en dos y salpicando sesos por las paredes.
Su cara jamás la olvidaré, se dio la vuelta y nos dedicó una sonrisa. Por un momento se nos olvido todo lo que nos podía esperar...



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