martes, 17 de junio de 2014

- Capítulo 3 -

Un tenue rayo de esperanza...

Un leve suspiro puso fin al silencio que invadía aquella pequeña sala.


Hacia ya una hora larga que nadie hablaba. Tampoco oíamos movimiento en el exterior. Las gotas de sudor caían por nuestras frentes, deslizándose por las mejillas hasta llegar a la fina línea de nuestras mandíbulas, para terminar cayendo en un abismo.
Comenzamos ha hablar en susurros ya que no sabíamos donde estaba la criatura o las criaturas en el exterior. No sabíamos a que nos enfrentamos, sólo que teníamos que salir.
Decidimos echar a suertes en que orden saldríamos, necesitábamos salir como fuere. Teníamos pánico, podía hasta olerse en ambiente, no teníamos ni idea de que era lo que estaba pasando.


Lo que toque toca. La primera en salir sería Alba, luego la seguía Gemma, yo, Lidia y Guiomar. Un orden, discutido, pero, la que mandaba era la suerte. Nuestra misión era algo peliaguda, atravesar el pasillo de la clase de fotografía, llegar al fondo y bajar por las escaleras sin hacer ningún ruido que nos pudiese delatar.

 
La mano de Alba se deslizó suave y cuidadosamente por la fría manilla de la puerta, procurando evitar el más mínimo ruido que delatase nuestra presencia. Esas gotas de sudor que caían al abismo hasta chocar con el suelo era casi como un estruendo en el silencio. Nuestra respiración se entrecortaba a cada milímetro que la manilla avanzaba su ineludible curso hasta abrir la puerta.

Salimos pacientemente por la puerta, sin hacer ruido alguno, con cuidado, una a una, paso a paso... 

Un golpe sordo puso fin a nuestro silencio que tanto nos había logrado conseguir. Un desliz, la puerta se cerró pegando un portazo. Rápidamente con un gesto casi instantáneo nos miramos gritándonos con la mirada. Nos abalanzamos sobre la puerta, pero,se había cerrado, no había manera de volver ahí, no había vuelta atrás.

Optamos por continuar por el pasillo, era largo y apenas unos tenues rayos de luz entraban por las ventanas de la parte superior, permitiéndonos adivinar por donde caminábamos. Paso a paso alcanzábamos el final. El largo pasillo continuaba hacia unas esperanzadoras escaleras.

La luz era cada vez mas intensa a medida que nos acercábamos a las escaleras. Los grandes ventanales dejaban pasar la poca luz que quedaba, estaba oscureciendo, pero aun teníamos posibilidades de cumplir nuestro objetivo.

Unos gruñidos escalofriantes se abrían paso ante el tenso silencio que habíamos creado. Poco a poco se percibía mas alto,a estos se unían jadeos y pequeños crujidos, a decir verdad, algo desagradables al oído.  

Al doblar la esquina donde asomaban esas tan preciadas escaleras encontramos lo que tanto miedo en películas y series nos había podido causar. Un ser totalmente repulsivo que había salido de una persona. Esa imagen nos descartó que pudiera ser siquiera un brote de rabia.

Ese ser estaba arrodillado inclinado sobre algo que parecía ser una persona, en el rellano del entresuelo, en las escaleras, sí, aquellas escaleras que nos mostraban tanta esperanza hacia la salida y que eran nuestra única vía de escape. 

Recordaré esa imagen durante toda mi vida, su piel era pálida de tonos verdes, su cara apenas era reconocible. De su boca salia una gran cantidad de sangre que se escurría por su barbilla y caía como una gran cascada al cadáver despedazado de una pobre chica. 

Gran parte de su cuerpo mostraba magulladuras pero también grandes desgarros de piel. Sus brazos llenos de mordiscos y sus manos llenas de sangre sostenían algo, no se percibía bien que era, pero seguro que pertenecía al interior de esa chica. 




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